domingo, 9 de noviembre de 2014

Preparado para lo desconocido.

Hacía muchíssimo tiempo que no volvía a escribir aquí, pero allá voy de nuevo...

Sentado en un desierto infinito, con el sol justo arriba mio, sin una sola nube que protegerme, pues nada ni nadie tenía el valor de emprender dicho viaje... Un viaje a la muerte.

Cogí un cacho de tierra con mi mano reseca, la observé, a su vez mirando las llanuras que hacía todo un laberinto desértico infernal. volví a mirar fijamente la tierra en mi mano, cerré el puño con ella, frunciendo el ceño, dejandola caer poco a poco... Ni el viento me acompañaba... me levanté, me tapé con un pañuelo colon marrón oscuro la cara y proseguí el camino.

Horas caminando.. llanuras enteras recorridas. Escuchaba de fondo los cantares de mujeres de la antigua Grecia en mi corazón, en su idioma diciendome que no abandone. que prosiga el camino y no pierda esperanza...

Ahí sigo... Actualmente... Recorriendo el camino. No acabaré esta historia, pues la estoy escribiendo de noche refugiado en el fuego echo por mi en medio de todo el desierto.... Que será de mi? es lo de menos.. Que será de la humanidad? es lo que me preocupa..

viernes, 17 de enero de 2014

Hace mucho tiempo...

Hace mucho, mucho tiempo, en épocas donde las guerras se hacían cara a cara con honor y por un motivo muy claro por el cual morir, donde el acero de la espada, la armadura, el escudo y el arco eran protagonistas de las batallas. Había un chico muy joven, en una gran aldea lleno de habitantes, pues sus padres murieron en batalla y un gran herrero, lo adoptó y le enseñó el arte del arma blanca.

Eran días muy duros... Las noches... Muy cortas... Pesadillas, terror, blasfemias que pasaban por la mente de aquel chico tan joven, veía en el filo de su pequeña espada de entrenamiento, la venganza, la sangre de sus padres, la ira de su interior. EL herrero, fué a el, le golpeó con su espada contra la suya, así haciéndola clavar fuertemente en el suelo, a la vez que apuntaba con la punta de la espada a su cuello, le dijo:

-Ahora, intenta sacar la espada del suelo sin que te mate, crees que podrás?-Le dijo el herrero.

EL pobre joven lleno de ansias de venganza, gritó de forma firme, con la mirada alta a los ojos del herrero.
Dió una voltereta por el suelo muy rápidamente y cogió la espada, pero justo cuando la cogió la espada el herrero ya le apuntaba con la espada al cuello al joven chico.

-Ahora mismo, estarías muerto hijo... No des tu vida así de fácil, busca alternativas.-

EL chico no sabía que pensar, era frágil tanto su cuerpo, como su alma, gracias al herrero, el chico pudo comprender el valor que minimamente tiene vivir, aunque no lo valoraba del todo...

Un día como otro cualquiera, fué a buscar agua al río donde una dulce doncella también buscaba agua, el no sabía lo que estaba empezando a sentir, pero así fué, el chico joven se enamoró de aquella mujer hermosa, observándola en el río, sin que ella se diera cuenta. el la observaba cada movimiento que hacia, cada gesto, la observaba sin parar... Sentía como un nervio inquietante en su pecho, puso la mano en su pecho y vió que su corazon iba muy acelerado, se asustó y fué al herrero corriendo como nunca. Pero para cuando llegó a la aldea, todo estaba en llamas, la gente herida, caballos sueltos corriendo y gritando.
El chico no sabía por donde mirar, por donde ir, todo estaba irreconocible, muertes por cada rincón...

-Chico..! aquí..!!.-Le dijo el herrero a lo lejos.

EL chico desconcertado, fué corriendo. El herrero estaba atrapado entre escombros y llamas, pero el chico le logró sacar de ahí agarrándolo de los hombros y arrastrando de el.

-Que a pasado!!!?-le dijo el chico.

-Un ejército de rojo, vino con sus caballos, sus lanzas, espadas y grandes escudos, nos atacaron sin cesar, sin tratar de negociar, se han llevado a nuestras mujeres, nuestros descendientes y todos los hombres... Han caido chico...


Y cuando justo antes el herrero diese su último suspiro de vida...

-Maestro herrero, que sentí con aquella chica que ví junto al rio?...-le dijo desesperadamente.

El maestro herrero, mirándole a los ojos fijamente, hizo una sonrisa leve, puso su mano en su cara y le dijo.

-Lo que has sentido chico.. Ha sido una razón mas por la que vivir. Aunque la llegues a perder, la volverás a recuperar, igual como si tirases tu bumerán, cuando lo tiras, vuelve. Pues, esto aunque se vaya, vuelve tarde o temprano. Vive por eso chico, no lo olvides...

El herrero murió antes de pronunciar su última palabra.
El chico.. mirándolo atentamente, lleno de lágrimas en los ojos, pero no pestañeaba, no daba señales de llorar, era rabia, una rabia muy grande incluso para el mismo. Pero esta vez, no gritó, dejó a su herrero suavemente, se levantó del suelo y caminó al rio donde la vió por ultima vez...

Pero no estaba, solo manchas de sangre por todos lados. el chico se arrodilló, mirando al cielo, preguntándose si se trataba de alguna pesadilla hasta que de pronto..
Por la espalda lo ataron y le taparon la cara, El chico se resistía, de modo que le golpearon, dejándolo inconsciente....

Pensamientos muy profundos, donde el alma del chico, perdida y desorientada, residía. En medio de la oscuridad... El honor, la honestidad, la hospitalidad, la valentía, son valores que hoy en día carecen. Se ha perdido  en su propio sueño infinito, intentando encontrar a sus padres, en busca de algo que nadie sabe, solamente el.. Y es que.. Solamente el, deberá hallar su propio destino, su propia batalla y su propio motivo por lo que luchar. El chico, solamente acaba de empezar, y sabe muy bien, que esta vez no es un entrenamiento, deberá salir por sí solo, igual que al nacer, nació solo, vivirá posiblemente acompañado y morirá solo de nuevo. La soledad no es algo muy deseado, solamente para valientes, solamente para la gente concienciada a morir!

Fin.