Hoy día asqueroso
Como odio las reuniones de última hora… aquellas que te dicen ven que hay que hablar.
Cada vez en un sitio distinto, cada vez de una forma diferente.
El capitán, así lo llamo yo, no es mala persona, se que mira por mí y me ayuda, pero hay días que no lo soporto.
De todo lo que ocurra es mi culpa
- No estás preparado. Me dice. Estoy arto de que hagas lo que quieras, de que estés indiferente a todo. No ganarás nunca tu sitio y al final no se sabe ni donde terminarás.
Intentas explicarte, dar tu versión, pero no importa, está ciego… solo ve lo que su alma aprecia y cada vez me doy más cuenta que me aprecia menos.
La llama del candil se va apagando y con ella su confianza en mí. Solo habla de oportunidades desaprovechadas, de poco afán en encontrar mi camino.
-joderrrrr. Ya lo sé. Pero no es fácil.
Siempre pensé y así me justifico ante él, que para el que ha tenido su vida, su propia vida, sabe lo que es, sabe lo que se ha perdido ahora y valora la nueva etapa. Pero yo jamás vi nada, jamás aprecié lo que tenía, y ahora, ahora que descubro todo lo que hay ahí fuera me reprocho no haber sido como ellos. Me castigo, me fustigo y a la vez me arrepiento de ser lo que ahora mismo soy.
Es sorprendente como de una forma u otra te das cada vez más cuenta de los errores que cometes. Quizás por eso aún siga apreciando “algo” al capitán, pero creo que su forma no es la correcta de decírmelo delante de toda la junta.
Mi camino lo he de encontrar ayudando a los demás, y que igual que yo me he equivocado los demás con más razones tienen derecho a ello.
- Tú tienes la potestad de saber lo que ocurrirá y ellos no. Me dice. Si ellos saben pedir perdón. ¿por qué tú no aprendes eso? ¿a caso te crees perfecto? – si fueras perfecto no estarías aquí junto al resto.
- Con tus tonterías has estado haciendo daño y ahora te encuentras que has de trabajar el doble, que has de hacer más por los demás y que el trabajo se te acumula. Y lo peor de todo….. es que tu tiempo se termina.
Quizás sea lo mejor.
Que mi tiempo se termine ya y desaparezca de esta etapa que cada vez odio más.
Bueno, no sé que más contar.
Cuando el sol aparezca de nuevo y sus rayos de sol bañen iluminando mi rostro perdido puede que piense distinto.
Por ahora no hay nada más que decir.
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