La Tau «T» es la última letra del alfabeto hebreo. Decimonona letra del alfabeto griego, que corresponde a la que en el nuestro se llama «te». Pero es también una señal o signo, todo un símbolo.
Dureza, tesón, cobardía, odio, amor y miles de significados se encontrarían en ella.
Hoy en la playa me contaron una historia para mi maravillosa.
Dicen que a los expulsados de la tierra les hacían recorrer un camino con senderos llenos de peligro. La lujuria, la gula, la avaricia, pereza, la ira, envidia y la soberbia eran los pecados con los que se encontrarían día a día y paso a paso. A ellos se tenían que enfrentar y conseguir vencer y solo los que lo lograsen verían finalizado su camino.
El peregrinaje era largo y cansado… la lluvia, el frio y la indiferencia de muchos se hacían patentes en los rostros de los desterrados, pero ellos seguían y seguían, caminaban y caminaban buscando la meta de aquel castigo.
Un buen día sin saber porque ni de donde, apareció una persona en mitad de la villa. Uno de los peregrinos, el más joven, se quedó sorprendido del nuevo caminante, sabía su vida y la del resto, podía adivinar pensamientos y su forma de hablar animaba a seguir adelante como si de un combustible fuese.
- ¿Por qué has aparecido de la nada? – preguntaba el joven.
- ¿a caso importa eso? – respondía el recién llegado.
- No, no es que importe mucho, pero me sorprende tu presencia, siento que una tranquilidad llena mi cuerpo cuando hablo contigo, me das ánimos para seguir mi camino y aún sin saber donde se encuentra mi meta, cada día y a tu lado la veo más cercana.
- No te apoyes en mí joven peregrino, pues un día puedo caer y no terminar el camino…. Tú habrás de seguir luchando por eso en lo que crees. En los valores que la persona a la que tanto quieres te enseñó y en conseguir la meta deseada.
- Todos llegaremos a ese final…. Y tú también. -Asentó el joven.
- Nadie tenemos las mismas metas y mucho menos seguimos todos un mismo camino.
- ¿Eso quiere decir que igual tu terminas antes que yo? Y si eso pasase….¿Quién me dará fuerzas para seguir adelante?, ¿Quién me sostendrá cuando caiga abatido?
- Tú y tu propio interior te ayudará a eso, - respondió el recién llegado.
- Necesitaré y llegado ese momento, algo que de ti me recuerde y me ayude a caminar.
Tras esa conversación y pasado unos días, el joven peregrino recibió de manos de su compañero de camino un bastón en forma de “T” era como una cruz pero a la que le faltaba la parte superior.
- ¿Y esto? - Preguntó desilusionado el joven
- Por ahora será lo que te ayude a seguir de pie en tu camino. El día de mañana haz lo posible para que de ti no se separe pues ese bastón te dará la fuerza necesaria no solo para llegar al final de tu camino si no a afrontar las vicisitudes que la vida te depare.
Horas después…. Igual que vino ese personaje extraño se marcho…de la nada, fue como evaporarse, como perderse en el camino
La historia sigue contando pasajes y relatos que al joven peregrino se le materializaban en los distintos pecados capitales. La meta y tras el paso de los años se consigue y el joven peregrino, ya no tan joven por el paso de los años, un día se encontró a otro semejante a él. Tras saciar su sed le hizo entrega de aquel bastón.
Incrédulo el receptor del mismo y antes de mediar palabra nuestro amigo le explicó lo siguiente.
No preguntes, no indagues solo apóyate en este bastón y sigue buscando tu meta, yo al igual que tú conseguí encontrarla.
-¿Dónde está, hacia donde he de dirigirme?, estoy perdido…
No preguntes.
Solo sigue tu instinto. << El camino nunca es el mismo para todos>> Acepta el regalo aunque viejo, e inservible parezca. A mí me ayudó en su día y hoy te empezará a ayudar a ti.
Una cosa más:
Jamás te desprendas de su símbolo pues te ayudará en lo sucesivo.
-Si tan valioso es, y tanta fuerza da..¿Porqué te deshaces de el?
Porque su recuerdo siempre lo tengo y a veces no es lo material lo que ayuda si no el símbolo que tu le quieras dar.
- No puedo aceptarlo, sería como dejarle sin la ayuda que tanto necesitas.
Nuestro personaje insistió en ofrecer a ese joven el regalo y para que se quedase tranquilo le mostro lo que de su cuello colgaba. No era más que una réplica de ese bastón a tipo de colgante. Esa “T” estaba cogida a un delgado cordón que a su vez estaba anudado en su longitud.
- Cada nudo es un recuerdo y la distancia entre ellos lo que pasará para olvidarlos. –Le explicó al joven. Jamás hagas más nudos de los necesarios, jamás juntes recuerdos. Pocos serán muchos y muchos demasiados.
Dándose media vuelta siguió su camino dejando sorprendido al jovencito caminante que de sus manos y boquiabierto sostenía el bastón hoy llamado “TAU”
Siento no haberlo contado tal y como hoy me lo explicaron. Para esto el capitán tiene un verdadero don…además de otros.
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